Eso es lo que piensan los dueños de los locales y los clientes que a diario acuden a ellos para tomarse algo. Hay de todo tipo: pizzerias, restaurantes de alta calidad, cocina alicantina, gelaterias, lounge bar, bares de toda la vida, tabernas pop, salones concertados, sushi, kebap y hasta un "public bar" y otro low cost, oferta muy variada y amplia. Demasiado numerosa, ese es quizás el problema porque 28 locales de hostelería, casi todos concentrados en el tramo que hay entre Gerona y Teatro (con sus correspondientes y multitudinarias terrazas) son demasiados para los vecinos que sufren las consecuencias diarias, pero especialmente los viernes y sábados con el famoso y vociferante tardeo. Ha pasado de ser una calle concurrida comercialmente en los años 60 donde solo estaban el bar Montana y la Horchatera Carbonell (gracias Araceli por la información) y el resto eran tiendas de ropa, artículos para el hogar, bolsos, pastelerías (y hasta una funeraria) incluso una galería hoy cerrada, ha pasado casi sin pensarlo a ver sustituido ese tejido comercial por la tupida red de establecimientos hosteleros que tiene ahora. Algunos muy recientes, incluso hay otros en obras para su próxima apertura y varios de ellos luciendo sus espeluznantes compresores de aire acondicionados que la concejala de Urbanismo consiente porque al parecer le da lo mismo.
Bueno, aquí os dejo una galería fotográfica de los establecimientos de la calle Castaños, aunque bien es cierto que estaría complementado por el eje Capuchinas-Ntra Sra de Gracia, con casi 20 bares más. Muy divertido para los que están de visita, puestos de trabajo evidentes, ingresos para el Ayuntamiento y una pesadilla para los que no pueden pegar ojo.
Y seguro que alguno de los vecinos habrá dicho alguna vez que se está volviendo loco...poco a poco.