He puntualizado en el título lo de Manjón Cervantes porque son los penúltimos de la ciudad, al parecer aún hay niños escolarizados en La Canyada del Fenollar en otros cubículos prefabricados de éstos. La historia ya la conocen todos ustedes: unas grietas en el histórico colegio de la C/Jaime Segarra hizo saltar las alarmas (la entonces concejala del ramo Mª Carmen Román Ortega ya dijo algo como "no pasa nada, pero si oyen un cri-cri salgan corriendo") y hubo que desalojar el C.P. MANJÓN CERVANTES y claro, ¿dónde se iba a escolarizar a los niños? pues se hicieron BARRACONES POR AQUÍ, BARRACONES POR ALLÁ como es lógico. Pero lo que no es tan lógico es que se tardara 6 (SEIS) años en hacer unas obras que con toda la tramitación, presupuestos y las propias obras, no deberían de haberse demorado más de 2 años y mientras venga a pagar alquileres, por cierto y según dicen, bastante altos. El caso es que por fin se hizo el proyecto del que dí cuenta en ESTE ARTÍCULO . El 11 de enero de 2016 pudieron volver los chiquillos a pisar un colegio de verdad, no sin haber dejado atrás una generación que se educó en esos barracones.
Pero es que encima, los rumores de presuntas cosas mal hechas (que no tienen presuntamente que aplicarse a este caso, igual aquí está todo bien hecho) están a la orden del día, según nos cuenta el Diario El Mundo en el artículo Así se hacía negocio con los barracones escolares de la 'vergüenza' .
Todos los párrafos resaltados (menos el último) son enlaces a otros artículos míos sobre el C.P:Manjón Cervantes y si queréis leerlos, pincháis y ¡se abren!
La grúa en plena faena en el ahora solar de El Garbinet.
Por el camino han quedado muchas cosas, incluso muebles que quedaron olvidados y amontonados.
Los módulos se cargan de dos en dos en camiones y se los llevan...con rumbo desconocido¿a chatarra? ¿a usarlos para otras escuelas? ¿para casetas de obra? la majestuosa palmera tampoco lo sabe.
Y Marisol ya decía hace 56 años, "Adiós al colegio" canción que cantó en la película "Un rayo de luz" dirigida por Luis Lucia en 1960 y que la catapultó al estrellato más absoluto. La canción es de los hermanos Gregorio y Alfredo García Segura.